Pepita Tent: ÉCOLIER

La pequeña de la que hablo perteneció a la generación de la ilusión perdida, un grupo de jóvenes cazadores de cangrejos que crecieron entre algodón de azúcar y carteles de 'prohibido jugar en zonas ajardinadas'.

Ella era peculiar, por no escribir 'rara',

una edición limitada que recogía piñas en vez de piñatas.

Vestido Azalea. Botas Stradivarius.

Sombrero TopShop. Pulseras Fun&Basics, Uno de 50.

Camiseta, gorro gris y anillos, H&M.

A esas edades los vicios ni se comparten ni se entienden y todo nos sorprende. Ella siguió absorbiendo ideas y transformándolas en retales, improvisaba recetas para alimentar animales,

salía a pasear a otro mundo y creaba versos que no se olvidan,

como ir en bicicleta.

Vaquero Morgan. Bolso Primark. Reloj Swatch

Ella volaba sin helio porque estaba vacía de odio

y llena de fantasmas que la subían a sus hombros. El mundo era diferente

los fines de semana, se despertaba entre las sillas de algún bar

y la responsabilidad era organizar una fiesta para el próximo cumpleaños.

Cuando los espejos de los escaparates empezaron a burlarse de ella, se vio obligada a dejarse llevar por los modales de la sociedad. Arrastró la maleta a varios kilómetros de su hogar y paseó por la capital

esa sonrisa aventurera que caracteriza al alma de provincias.

Conoció a su favorito entre la gente... Por mucho que lo imaginara en sus fantasías, él conseguía ser mejor en la realidad.

Era lo único que la ficción no podía mejorar.

Así descubrió que había un camino inusual,

tan largo como la vida, y no pretendía recorrerlo en soledad.

Siempre he creído que la vida tiene forma circular, por eso sospecho que la niña no volverá a ser pequeña hasta que sea demasiado mayor para entender lo esencial, pero las luces de los faros la seguirán esperando y él seguirá siendo su único plan a largo plazo.